El título resume la conclusión de este post.
Igualmente breve puede ser el resumen de la teoría que llevó a este japonés a afirmar en una entrevista en la contra de La Vanguardia que:
…el agua tiene memoria. Que registra las vibraciones de cualquier sustancia disuelta en ella. ¡Incluso si la disolución es infinitesimal y no detectamos en esa agua ni una sola molécula de dicha sustancia!.
Una conclusión de su teoría es para mí la siguiente: Masaru Emoto parte de la homeopatía para hacer tales afirmaciones. Ya está. Para qué seguir hablando de una cosa que parte de otra que se ha comprobado científicamente falsa.
La verdad es que el asunto no termina en afirmaciones como la anterior. Este hombre asegura que:
Le entregué a un monje zen un frasco con agua de un lago contaminado que no cristalizaba armónicamente, y generaba un cristal deforme y feo. El monje meditó y proyectó su beatitud sobre ese frasco de agua. Cuando cristalicé una gota al microscopio, ¡oh, desplegó un cristal muy hermoso!
Fantástico, ¿no? Igualmente funciona si coges dos fiambreras con agua y arroz. A una le pegas un cartelito con alguna palabra “armoniosa” como belleza o amor; y a la otra le escribes alguna cosa desagradable como muerte o depresión. Resultará que el arroz de la primera fiambrera no se estropeará y el de la segunda sí. Y todo debido a que el agua percibe esas malas vibras y provoca que no cristalice armoniosamente.
Me parece terriblemente grave que Masaru Emoto afirme que se pueden curar enfermedades usando agua “tratada” con buenas intenciones. Y me parece alucinante que algunas revistas publicaran resultados de sus experimentos. Porque el señor Emoto, no se ha estancado solamente en difundir de palabra sus teorías, sino que ha puesto en marcha el método científico para corroborarlas. Y eso, aunque es algo que le honra, ya pone en cuestión el método de revisión de las revistas que lo han publicado. Los mencionados artículos están firmados por Dean Radin como primer autor, y publicados en la revista Explore y Journal of Scientific Exploration respectivamente. No me voy a detener aquí a explicar las debilidades de los artículos, ya que están muy bien explicados en un post de LaCienciaysusdemonios.com, y en un estudio que Kristopher Setchfield intentó replicar sin éxito siguiendo las pautas de los propios artículos de Emoto.
Pero sí me gustaría expresar algunas ideas de por qué todo este asunto huele a chamusquina:
- James Randi, un famoso caza pseudocientíficos, ofreció en 2003 a través de su fundación, 1 millón de dólares a Emoto si este podía reproducir sus resultados en un estudio doble ciego. Todavía está esperando.
- Masaru Emoto se está lucrando de todo este asunto vendiendo productos que “armonizan” el agua. Como su libro «Los mensajes ocultos del agua». Sospechoso, ¿no?
- M.L. Cowan publica en 2005 en la revista Nature (que digo yo que tienen más prestigio que las usadas por Emoto para publicar sus estudios), un artículo donde concluye:
Nuestros resultados ponen de manifiesto la eficacia de la redistribución de la energía dentro de la red de enlaces de hidrógeno, y que el agua líquida pierde esencialmente la memoria de correlaciones persistentes en su estructura dentro de 50 fs. [i]
Es decir, que según este estudio, el agua se caracteriza por ser, precisamente, muy eficiente a la hora de “perder” la «memoria».
Una última reflexión vendría al cuestionarse lo siguiente. Si realmente el agua tuviese memoria, ¿qué estaríamos bebiendo al consumir agua del grifo que viene de las depuradoras? ¿No habría ya millones de muertos?
[i] fs: femtosegundo. Equivale a la milbillonésima parte de un segundo.